sábado, 31 de enero de 2015

Sobre el Evangelio de este Domingo

Los creyentes interpretamos la historia como historia de salvación gracias a las intervenciones de Dios y de sus profetas. Dios ha ido suscitando profetas en medio del pueblo para que sean sus testigos: anuncien, denuncien y sean la alternativa de su proyecto salvador. El profeta superior y excepcional, el profeta culminante de todos los tiempos es Jesús de Nazaret.

La segunda lectura recoge el consejo de San Pablo sobre el celibato y la virginidad. Esta vocación es una más dentro de la Iglesia, un don del Espíritu al servicio del Reino de Dios y una gran riqueza para la Iglesia. No es una vocación superior ni más perfecta. La vocación fundamental de todos los cristianos es la bautismal. El Evangelio es igualmente atractivo y exigente para todos los cristianos, como la santidad es una llamada y un deber de todos. El celibato es una vocación particular y específica que da colorido a la vida eclesial como otras lo hacen desde la su propio estado o condición.
El evangelio de Marcos presenta ya en su comienzo al Jesús adulto en lucha con los espíritus del mal, arrojándolos fuera de las personas y dejando claro su objetivo redentor. Él enseña y actúa con autoridad. Todo Él está lleno de verdad y de bondad. La gente descubre en su persona un modo nuevo y diferente de presentar los valores humanos y religiosos: es coherente, testimonial, es un místico y un profeta de Dios que marca otras pautas, despierta las conciencias, propone un proyecto alternativo que muchas veces los listos de este mundo pretenden ocultar por intereses bajos.
Si Jesús asombra, atrae y convence es porque encarna un estilo de vida que enlaza con las aspiraciones más nobles de las personas. Por eso se le reconoce autoridad: en Él hay una total fidelidad a los dones de Dios, hay un alma limpia, generosa y comprometida y hay victoria sobre las tentaciones y sobre las tendencias diabólicas que muchas veces se apoderan de las personas y de los ambientes.
No hay mayor autoridad que la que brota del alma; y ésa es la de Jesús. Está por encima de los votos y de la democracia. Tal autoridad ayuda a las personas a ser mejores. El poder generalmente corrompe.
P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.

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