jueves, 24 de diciembre de 2015
domingo, 20 de diciembre de 2015
domingo, 13 de diciembre de 2015
III Domingo de Adviento.- Hermanos en Cristo, la alegría penetra la liturgia de este tercer domingo de Adviento. Nos acercamos a la Navidad y esta cercanía nos lleva a meditar más profundamente en la venida final de Cristo. Estamos alegres y agradecidos porque se nos ha dado el Espíritu, se ha predicado la Buena Nueva y se nos asegura la salvación. Nosotros también, al igual que Juan Bautista, hemos sido llamados a predicar el camino del Señor; a preparar nuestros corazones para su llegada en esta liturgia y todas las veces que diariamente viene a nuestra vida.
viernes, 11 de diciembre de 2015
El proximo Domingo.-.Constata el Evangelio que el acercamiento a Juan el Bautista despertaba sinceridad y cuestionamiento. Le preguntaban: "¿Qué hacemos?". Él recomendaba honradez, justicia y solidaridad, porque el amor es la mejor onda para conectar con Dios, y la conversión es auténtica si se demuestra con signos y gestos de justicia y de solidaridad. Si nos aplicamos las preguntas que la gente hacía a Juan, preparamos adecuadamente la Navidad...
El tercer domingo de Adviento es especialmente jubiloso y alegre en su mensaje. San Pablo es insistente motivando la alegría "en el Señor", porque no se trata de cualquier alegría, sino de una alegría religiosa, mesurada, comunitaria: "Estad alegres" porque "el Señor está cerca".
Esta alegría es uno de los testimonios más convincentes que los cristianos podemos presentar. Generalmente abundan más la amargura, la depresión y el desengaño que la alegría serena y contagiosa. Ésta es un don del Espíritu Santo, pero está al alcance de cualquiera si cultiva la vivencia de Dios y la espiritualidad evangélica.
El Evangelio evidencia que Juan el Bautista tenía una personalidad impresionante. Para Jesús, nadie nacido de mujer fue más grande que Juan el Bautista. Como profeta, impactó fuertemente a la gente porque no se andaba por las ramas: sus pronunciamientos eran claros y sus mensajes muy concretos y directos: "No exijáis más de lo establecido", "no hagáis extorsión a nadie", "el que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene". Juan promovía una conversión personal para que repercutiera comunitariamente.
Constata el Evangelio que el acercamiento a Juan el Bautista despertaba sinceridad y cuestionamiento. Le preguntaban: "¿Qué hacemos?". Él recomendaba honradez, justicia y solidaridad, porque el amor es la mejor onda para conectar con Dios, y la conversión es auténtica si se demuestra con signos y gestos de justicia y de solidaridad. Si nos aplicamos las preguntas que la gente hacía a Juan, preparamos adecuadamente la Navidad.
El precursor de Jesús llegaba a la gente. Su mensaje tenía verdadera autoridad. En torno a su persona se formó pronto un movimiento religioso: pero Juan se encargó de canalizarlo hacia Jesús, porque "Él puede más que yo". Decía: “Yo no merezco desatarle la correa de sus sandalias". Juan bautizaba con agua; Jesús con Espíritu Santo y con fuego.
P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.
domingo, 6 de diciembre de 2015
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